—¡Imposible!
Diego empujó a Luciana sin importarle que cayera al suelo, tratando frenéticamente de ponerse de pie: —Necesito verla, necesito ver a Sofi...
Pero por más que lo intentaba, solo conseguía caerse una y otra vez, mientras la sangre brotaba de las heridas en sus rodillas, tiñendo el suelo de rojo.
Luciana lo ayudó a volver a la cama, con lágrimas en los ojos y voz entrecortada: —Diego, no te hagas esto. Verte sufrir así me parte el corazón.
—Al menos, al menos Sofía sigue viva. Si encontramos la manera, seguramente despertará.
—Cálmate primero, ¿de acuerdo?
Al oír esto, la agitación de Diego comenzó a disminuir gradualmente. Inmediatamente llamó a sus guardaespaldas:
—Quiero volver a la casa de los Martínez, ¡rápido!
—Dicen que para despertar a alguien en estado vegetativo se necesitan estímulos emocionales. Si encuentro cosas que Sofi dejó, seguramente podremos hacerla despertar.
Con la ayuda de los guardaespaldas, Diego regresó a la mansión de los Martínez.
Apenas entró, no