Sofía y Mateo se comprometieron varios meses después.Aquel día, tras ver partir a Diego, Sofía llevó a Mateo a una clínica, preocupada y molesta a la vez.—Mira estas heridas... —mientras le aplicaba medicamento con cuidado, lo regañaba—: ¿Por qué eres tan impulsivo?—Un rostro tan apuesto, qué lástima que esté lastimado.Mateo, sonriente, apoyó su barbilla en la palma de ella:—Si esto hace que te preocupes por mí, valió la pena cada golpe.Sofía se sonrojó y lo miró con fingido enfado:—Qué bromista eres.Pero su expresión seguía reflejando preocupación:—No vuelvas a hacer algo así. Cuando te veo lastimado, también me duele.—De acuerdo —Mateo asintió, prometiéndole solemnemente—. Juro que nunca más haré que Sofía se preocupe.A principios del verano, celebraron oficialmente su boda.Bajo una lluvia de pétalos, los novios caminaron uno hacia el otro entre los aplausos y bendiciones de familiares y amigos.—Estoy muy nervioso.En ese momento tan especial, los ojos de Mateo se humede
Cuando ocurrió una avalancha en la estación de esquí, Sofía Jiménez, tras ser empujada por su prima Luciana, rodó montaña abajo y estuvo atrapada al fondo de la montaña durante seis días y, de no haber sido por una rama que le atravesó el pie y dejó un rastro de sangre por toda la nieve, probablemente nunca la habrían encontrado, mientras que Luciana solo se dislocó un brazo. Sofía estaba recargada contra un tronco, apenas consciente, tan débil y delgada que parecía a punto de fundirse con la nieve.Cuando la vieron, el equipo de seguridad avisó inmediatamente a Diego por radio:—Señor Martínez, ¡encontramos a la señorita Jiménez!Pronto un helicóptero, levantando vientos, bajó frente a Lucía, quien esforzándose en mantener sus ojos abiertos logró distinguir a Diego y detrás de él, a Luciana. Diego se acercó apurado y, al ver su figura tambaleante, comenzó a regañarla sin piedad:—¿Por qué andas de un lado para otro? ¡Si te hubieras quedado en un solo sitio, no habríamos tardado s
Hace tres años, los padres de Sofía fallecieron en un accidente automovilístico mientras salvaban a los padres de Diego. Los parientes ambiciosos se apresuraron a repartirse todas las propiedades de los Jiménez sin dejar nada.Gabriel, el abuelo de Diego, sintió compasión por Sofía y la acogió en la casa de los Martínez para evitar que quedara desamparada en las calles.El anciano, temiendo que fuera maltratada, arregló un compromiso entre ella y Diego, con la intención de convertirla en su nieta política. Asi los dos jóvenes se volvieron novios como consecuencia natural de las circunstancias.Sin embargo, Diego era demasiado popular, no había nadie en toda Nueva Aurora que no conociera al gran señor de los Martínez, con su talento, físico y porte distinguido, las chicas que lo admiraban eran incontables.En comparación, Sofía parecía casi insignificante.Para mantenerlo a su lado, Sofía utilizaba todos los recursos inimaginables, desde llorar desconsoladamente hasta amenazar con quita
Cuando finalmente llegaron al hospital más cercano, el médico, bastante serio, les comunicó:—La herida en el pie de Sofía es extremadamente seria. La única solución en este momento es la amputación para eliminar el tejido muerto, y si permitimos que la infección y la supuración continúen, probablemente terminemos amputando toda la pierna. Además, el hambre severa ha dañado su sistema digestivo. Para recuperarse completamente, podría necesitar un tratamiento de al menos quince o veinte años.Al escuchar esto, Diego pareció recibir un golpe devastador. Quedó aturdido por un buen rato antes de reaccionar pateando una silla:—¡Imposible! ¡¿Cómo puede una simple herida externa requerir amputación?! ¡Usted es un incompetente! ¡Deje de decir tonterías!Luciana rápidamente lo contuvo:—Diego, no te alteres. Este es un lugar pequeño y los médicos no tienen el nivel adecuado. Cuando la llevemos de vuelta a Nueva Aurora, ¡seguro habrá una solución. Yo tengo un hermano que es cirujano de primer n
Mientras hablaba, se acomodó en una posición adecuada sobre la nieve.Cuando Diego llegó apresuradamente a buscarlas, Luciana yacía allí, mientras Sofía había quedado sepultada bajo la nieve profunda al pie de la montaña.Luciana le dijo a Diego que Sofía no estaba con ella, que no sabía dónde estaba.Diego, manipulado por Luciana, la llevó de regreso al hospital para recibir tratamiento, dejando a Sofía completamente sola al pie de la montaña.Desde que presenció la muerte de sus padres, Sofía desarrolló un miedo indescriptible a la soledad.Pero, en aquél entonces, Diego todavía estaba a su lado y por eso había aceptado acompañarlo a esquiar. Quería estar más tiempo junto a él, incluso si estaba Luciana presente, ella trataba de llamar su atención. Nunca imaginó que casi perdería la vida en lo profundo de las montañas nevadas.Al recordar la desesperación de quedar atrapada, Sofía comenzó a temblar involuntariamente. El dolor físico y la tortura mental la invadieron simultáneamente
Habían pasado tres días desde que Sofía llegó al hospital. Durante ese tiempo, solo una enfermera practicante venía ocasionalmente a desinfectar y aplicarle medicamentos, aunque solo le pasaba un poco de agua a las heridas y le aplicaba, sin piedad, tintura roja… Obvio que a Sofía le ardía y dolía a muerte esa bestialidad. Con los nudillos blancos aferrada a las sábanas, mordiéndose los labios y la frente brillante de sudor, Sofía aguantaba aquél proceso.Al ver esta escena, Diego no pudo evitar arrebatar el frasco de medicina para aplicarla él mismo:—¿Por qué ya no dices que te duele? Antes, ¿no te quejabas siempre para que yo te consolara?Antes, Sofía hacía berrinches por todo y Diego la consolaba, ahora lo soportaba en silencio. Diego se quedó callado, esperando que le respondiera, quería darle la oportunidad de justificarse, después de todo seguía siendo su prometida, alguien que le pertenecía. Pero Sofía solo giró la cabeza, como si no quisiera mirarlo, y respondió co
Diego miró a Sofía y con desprecio le dijo:—¡Eres terca como una mula! Ya quiero ver que harás sin los Martínez!, porque ahora mismo rompo nuestro compromiso ¡Ya no eres mi prometida!”El rostro del abuelo Gabriel se puso lívido de ira, y con mano temblorosa señaló a Diego: —Tú, tú, ciego de ojos y corazón...El anciano no pudo terminar la frase, porque cayó desmayado.Enseguida los médicos corrieron a atenderlo. Sofía, angustiada, intentó ponerse de pie, pero las heridas se abrieron y cayó al suelo. —Abuelo, abuelo...Desesperada y con lágrimas en los ojos, estiró la mano y jaló el pantalón de Diego—: Por favor, déjame verlo…Sangre y Lágrimas se mezclaron en el piso, pero Diego no se compadeció. Se zafó de ella con repugnancia:—¿A qué viene tu actuación? Si no fuera por tus intrigas el abuelo no hubiera colapsado de enojo. ¡Eres despreciable!Se dio la vuelta y siguió al médico fuera de la habitación, dando instrucciones específicas a los guardaespaldas de vigilar a Sofía par
Diego se acercó a preguntar por la condición de Sofía durante su estancia en el hospital, pero Miguel siempre lo esquivaba con evasivas:—Yo no puedo hacer nada si ella no coopera… Cuando decida hacerlo sanará rápidamente. Además, en el extranjero seguro tendrá los mejores especialistas, así que no te preocupes. A Diego, por un lado le molestaba que Sofía estuviese haciendo eso para llamar su atención, pero en su interior le hacía feliz que él era lo más importante para ella. —Sofía, ¿no sería mejor que aceptaras el tratamiento y te recuperaras pronto? ¿Por qué eres tan obstinada, dañándote a ti misma y empeorando tus heridas?Pero cuando Sofía lo veía, solo preguntaba con indiferencia—: ¿ el abuelo ya despertó?La compasión que Diego había comenzado a sentir desapareció al instante. Se burló:—¿Te atreves a preguntar? De no ser por tu situación, te obligaría a disculparte. Sofía respondió débilmente: —Lo siento.Pero Diego pareció no escucharla, o quizás simplemente no quiso oír