Llevé a Lilka a la habitación de Yegor, ya que es el lugar donde paso más tiempo.
—¡Vaya! Qué dormitorio... Y qué cama —dijo mi amiga, jugando con las cejas y acercándose a la ventana.—Sí... ¡Qué casa tan elegante tiene Tumansky! —Se acercó a la ventana panorámica y se quedó mirando un rato.—Bueno —dijo mi amiga volviéndose hacia mí—, ¡cuéntame! ¿Cómo estás aquí? ¿No quieres huir todavía?—Creo que sabes algo que yo no sé sobre Yegor. Sí, a veces me asusta y me sorprende con sus comentarios, pero ¿qué más puede haber?—¿Y con qué te asustó?—Dijo que al próximo idiota que me tocara como Oleg, lo mataría para dar ejemplo. ¡Lo dijo! ¡Que lo mataría! Yo