No había nada que le volviera más loco a Hugo que estar encerrado en un hospital, pero tampoco podía decir que estaba deseando volver a su casa, porque sabía que allí no había nada para él.
–El doctor dice que volverás a jugar hijo, que con el desfibrilador que te han implantado volverás a tu vida normal, pero con ciertos cuidados. –Habló Diego para intentar reconfortar a su hijo, pero Mercedes le dio un codazo suave y levantó la cabeza señalando a Hugo para que se fijará bien en lo triste que estaba.
Hugo estaba mirando por la ventana perdido en sus pensamientos, estaba claro que volver a jugar era lo último que le importaba en aquel momento.
–¿De verdad estuvo aquí papá? –Preguntó Hugo sin apartar la vista de la ventana.
–Sí, Julia estaba aquí y solo se marchó después de estar segura de que estabas bien. –Habló Diego acercándose a él.
–¿Te dijo algo sobre mi hijo papá? ¿Iker está bien? –Preguntó Hugo girando la cabeza para mirar a su padre y lo vio asentir sacando el teléfono móvil