Santiago tragó saliva, era difícil ver esa expresión en su rostro.
Tomó la mano de la chica, contuvo sus emociones y dijo con voz profunda: —Julita, miremos hacia el futuro. Has aceptado mi propuesta, ahora eres mi prometida.
Santiago expuso los hechos para tranquilizarse y recordarle a la mujer fre