—Abuela, creo que deberías saber que mis padres han decidido mudarse y no van a volver. Estoy contento viviendo fuera, y volver aquí sería incómodo para mí. No quiero molestar más por este lado.
Las palabras directas de Benedicto dejaron a Renata con una sonrisa congelada en el rostro.
No solo Renat