— No es ningún problema, de todos modos, no tengo nada más que hacer.
Rafael caminaba con calma, a la par de ellas.
Juliana se sentía un poco avergonzada y dijo:
— Aunque no tengas nada que hacer, todavía estoy causándote problemas, así que te agradezco. Por cierto, ¿cuántos días planeas quedarte