Sonia, sin ganas de mirarlo otra vez, se dio la vuelta y se fue.
Ella era realmente bondadosa, incluso se preocupaba de que este despreciable no hubiera cenado, planeando llevarlo a un restaurante.
¡Se merece morir de hambre!
Al ver esto, Alejandro se apresuró a seguirle, pidiendo disculpas con u