Juliana lo abrazó y no dijo nada, solo apretó con más fuerza sus manos, como si estuviera a punto de tirarlo para que se acostara junto a ella.
El estruendo del trueno afuera se fue desvaneciendo poco a poco, pero la lluvia arreciaba, golpeando con fuerza el tejado.
Emiliano miró a la joven a su lad