Capítulo 104

La teniente Rebeca Harrison no era tonta. Ella había estado sumando todas las evidencias en torno a los tipos muertos, hechos jirones y convertidos en cuartos. Siempre estuvo convencida, primero, que no era una sola fiera la que asolaba la ciudad sino varias bestias que se ensañaban de sus víctimas. Segundo, adivinó que todos esos tipos fueron muertos porque les eran un peligro a las bestias esas. Tercero, ella le había creído a la doctora Evans en el sentido que las bestias eran en realidad lobos, probablemente licántropos. Cuarto, los ladrones despedazados posiblemente atacaron a los hombres lobo al igual que los cazadores y por eso los mataron. Quinto, y eso era muy creíble, es que esos licántropos estuvieran viviendo en una comunidad, posiblemente lejos de la ciudad, donde compartían sus costumbres y cohabitaban a su manera. Y sexto, ella estaba muy segura que yo estaba vinculada a los cánidos.

Esa noche después de hacer el amor con el capitán Trevor, la teniente Harrison
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