CAPITULO XXV
LOS PURITANOS
Las fronteras estaban delimitadas hacía ya un año, y el gobernador Winthrop, tenía poderes sobre la comunidad puritana y sobre los ingleses, que por deseo expreso de su Augusta majestad, debían someterse a su arbitrio. La nación nagarranchett seguía en guerra con la iroquesa y la pequot, pero su aportación era ahora, meramente logística. Les entregaban arcabuces a los indios y estos les permitían vivir sin enrolarse en sus filas, en las batallas tribales que estos libraban. No así a los ingleses, que por decisión real, se habían aliado con estos contra la creciente influencia francesa en la zona, algo más al norte. El rey Carlos deseaba expulsar del Canadá a los franceses y no escatimaría esfuerzos y recursos para lograrlo finalmente.
El jefe Owochett, visitaba prudentemente la aldea de los puritanos y veía con desagrado como Brian paseaba con Eleonor por esta, bajo la estricta vigilancia de su padre en esta ocasión, que unos pasos por detrás, controlaba la