Matilde llevaba su vida y su trabajo muy rutinario. Su trabajo de guardia de seguridad no era algo que a ella le gustara, pero el error que cometió con los superiores la castró de manera profesional. Ella por poco mata al teniente Mejía por no sujetarse a las órdenes impartidas.
Matilde miraba con alegría a Sofía que bajaba de un taxi. Es exuberante y hermosa. Ella adora a su hermana menor. Abre la puerta de su apartamento con una sonrisa en su rostro pues tenía meses de no verla. La abraza y la besa emocionada.
—Hermanita— dijo Matilde al tenerla en sus brazos.
—Espero no molestar— dijo risueña Sofía.
—No para nada. ¿Cómo has estado? — le preguntó – me dijiste que te quedarías conmigo por un tiempo, pero después de unos días te fuiste.
Sofía dejó la maleta en la sala y río por