La mañana seguía su curso y el sol calentaba en su esplendor, y eso hacía que el calor fuera más fuerte. Haciendo sudar a los hombres y poniéndolos de malhumor y un poco agresivos entre sí.
Leo al escuchar las palabras de Pepe solo se limitó a fruncir el ceño, pero no dijo nada al respecto.
— ¿Porque tengo que ir yo donde el Topo? — respondió con otra pregunta y así resto importancia a la burla de Pepe — no es lo que hace siempre el jefe.
Los hombres se miraron y soltaron una carcajada.
—El jefe está ocupado con su mujercita— ellos reían a carcajada y hacían gesto vulgares — esa mujer es una fogosa y a toda hora se lo pasan follando, por eso lo mantiene bien ocupado – ambos hombres reían a carcajadas.
Aquellos hombres no eran de gran ayuda para lo que Leo necesitaba indagar.
— ¿D&oacu