Lucas no tenía la menor idea de que pensar al respecto y es que tal revelación solo conseguía ponerle aún más confundido.
—Eso no tiene ningún sentido, pues si eso era lo que deseaba. Jamás hubiera permitido que nos separáramos; en cambio, lo acepto. Dígame la verdad de una buena vez —exigió con firmeza.—¿Que trato tenía con Sarah?, ¿por qué le interesaría que la niña que dio a luz no fuera mi hija? —deseo poder entenderlo.—Cuando supe del embarazo de Sarah; me di cuenta de que no necesitaba más a Margaret, que ya tenía justo lo que deseaba —admitió.—No lo entiendo —reconoció.—Un hijo de una o de la otra, para mí era igual —acepto abiertamente.—Eso no tiene ningún sentido, pues si deseaba un descendiente este solo podía