Lucas sentía que no podía esperar ni un solo minuto más para hablar con ella y es que hacerlo podría ser un gran error. Temía que se tratara entre la diferencia de conservar lo que había comenzado a nacer entre ellos y perderla de forma definitiva. Lo cierto es que no podía pensar en algo peor que eso, en nada que le doliera más.
Decidió entonces entrar en el baño a buscarla, encontrándola envuelta en una toalla junto a la regadera tratando de ajustar la temperatura del agua. —Tenemos que hablar —declaro sin más. —No hay nada de qué hacerlo —respondió sin siquiera voltear a verlo, lo cual decía mucho del estado de ánimo en que se encontraba. —Claro que hay mucho de lo que tenemos que hablar —insistió y es que no estaba dispuesto a dejar el asunto por ningún motiv