86. Infraganti
Los días siguientes transcurrieron sin novedad, aparentemente, faltaba una semana para la fiesta y religiosamente Alex salía todas las tardes sin rumbo específico luego de llegar con su tío de la oficina de trabajar, aprendiendo el negocio familiar.
— No me digas que hoy también vas a salir.
— Sí, tía, ¿Por qué había planes?
— Vamos a cenar en la casa de los padres de Arin y por supuesto que estás invitado.
— No sé si ir, creo que lo mejor es que no.
— Inténtalo si quieres más tarde cuando te desocupes.
— Está bien, tía.
En esa cena, Anika y Alex constantemente compartieron miradas cómplices que pasaban desapercibidas para todos, menos para Kaira que conocía muy bien a su pequeña cuñada; sin embargo, decidió en aquel momento no involucrarse, pues tenía que permitirle aprender a resolver sus asuntos.
La noche fue agradable y los padres de Anika no podían estar más orgullosos, tanto que le tenían preparada una sorpresa. —Antes que termine la noche, como tu padre tomó la palabra, el nomb