Camille la madre de Céline, no pudo decir nada más por el shock en el que se encuentra. Su esposo se dio cuenta de su anomalía y sonrió con burla ante su cara descolorida. Sabe perfectamente lo que pasa por la cabeza de su adorada e interesada mujer.
-“Hija mía, me alegro mucho por ti” el hombre sonrió genuinamente y sus palabras fueron más que sinceras.
-“¡Gracias papá!” agradeció la chica un poco más relajada. “Tengo tantas cosas que contarte” continuo emocionada.
-“Lo sé, mi vida. Pero ahora lo único que quiero es tomar en brazos y conocer a mi nieto. Desde que lo he visto he querido acercarme a él, pero creo que me tiene miedo” Elliot vio al niño con el rostro totalmente enterrado en el cuello de Frank.
-“No es a ti, a quien le teme, papá. Si te acercas, él te saludara sin problemas