-“No puedo creer que de verdad seas tú, mi niña” dijo emocionado el hombre, con los ojos llenos de lágrimas.

Sin embargo Camille, su mujer, encontró su emoción exagerada por lo que hizo una mueca, la cual no paso desapercibida para Céline, su hija.

Ella conocía bien a su padre y el amor que siente por ella, pero también conoce el efecto que causa su madre en él. Ese fatídico día, en que su madre la echo de casa, su padre no se encontraba. Ella siempre pensó que de haber estado presente se opondría a la decisión de su madre, esto fue solo su pensamiento porque en su casa lo que decía su madre iba a misa. Con esto quiere decir que la mujer convencería a su marido de cualquier manera para que se cumpliera su decisión.

-“¡Papá! ¡Qué gusto verte!” dijo en voz baja, sin acercarse mucho a la pareja.