Seis meses atrás
―¡Está despertando!
El grito de una mujer me hace reaccionar. Intento incorporarme sobre la cama, pero mis movimientos están limitados. Mi cuerpo se niega a seguir mis instrucciones. Siento la parte izquierda completamente dormida. ¿Qué demonios me sucede? Un escalofrío recorre mi espina dorsal. ¿Por qué no puedo hacerlo? Y este dolor de cabeza… ¡Por Dios! Tengo la sensación de que mis sienes van a estallar en pedazos.
―No se preocupe, señor, voy a buscar al doctor.
Trato de enfocar la mirada, pero veo borroso. ¡Qué rayos! ¿Qué demonios me sucede? Giro la cara y hago un barrido a la habitación. Mi visión sigue estando borrosa; no obstante, puedo reconocer el establecimiento. Esto es un hospital, pero, ¿qué hago aquí? Intento recordar en vano. Nada. Es como si algo bloqueara todos mis pensamientos. Joder. ¡Puto dolor de cabeza!
―¡Mal…! ¡Mal… di…!
¡Esto era lo que me faltaba! Tampoco puedo articular palabras, no hago más que arrastrarlas. Mi lengua pesa un mundo. La ira