Mantengo la mirada fija en la tarima central. Love on the brain de Rihanna comienza a sonar por los altavoces e invade el ambiente con su ritmo erótico y sensual. Al mismo tiempo, su hermosa figura comienza a volar alrededor de la barra central, eclipsando la mirada de todos los espectadores que se encuentran en la sala.
Sus movimientos me dejan impresionado. La fluidez y la manera sensual con la que realiza cada desplazamiento es comparable con el canto de una sirena y el efecto que este provoca sobre cualquier hombre que sea víctima del hechizo de su melodía. Es un espectáculo fascinante. Estoy tan cautivado por su baile que no me atrevo a parpadear para no perderme ningún detalle mientras ejecuta su número con una habilidad impresionante. Sus largas y tonificadas piernas se enroscan al tubo de manera tal, que hace ver todo fácil y sencillo. Estando boca abajo, pendiendo del caño y sosteniéndose solo con sus piernas, barre el suelo con su larga y rubia cola de caballo, al mismo tiemp