Escucharlos era un aliciente, tenerlos como familia de corazón me hacía pensar que fui perdonada.
—Ya mañana me entregan los resultados, luego Mario ejecuta y radica todo para que al día siguiente Cadie pase a tener mis apellidos.
—¡Ay mija! Creo que se te fue la mano con quitarle eso a Ricky, pero Rochi me dijo que eso puede ayudar a hacerle entender al cacorro ese. Ya lo veré arrepentido y con el rabo entre las piernas. ¡Nojoda!, dejo de llamarme Henrry Páez a que lo veré aquí suplicando perdón.
—Abuelo, no deseo hablar de nada al respecto. Más bien, quiero regalarle a Cadie un caballo.
—¡Erdaaaa! Qué vaina buena. Claro que sí, cuenta conmigo.
—También quiero comprar ganado.
Eso se me ocurrió ahora, yo necesitaba agarrarme de algo y la familia siempre será el primer brazo amigo.
—Mija sabes que, de cumpleaños, a mis bisnietos les regalamos Rochi y yo un lote de novillas. ¿Quieres más?
—¡Verdad, lo había olvidado!
—Betty, ¿qué pasa mija? Puedo ser un cascarrabias, pero este viejo sab