John
Aproximadamente una hora después, la reunión terminó y, tan pronto como Bruce y los demás se marcharon, Anne abrió la puerta y dejó pasar a Pamela White. Nadie vio la mueca que Anne hizo justo después de cerrar la puerta.
Pamela entró glamurosa, como si desfilara para John, vestida con un elegante vestido azul marino que resaltaba su cabello rubio recogido en un moño bajo, esta vez dejando de lado la ropa provocativa. El suave perfume floral se extendió por la sala cuando entró, con pasos firmes y mirada decidida.
—John... —dijo Pamela, sonriendo levemente al verlo. Pero su sonrisa vaciló al percibir la mirada fría que él le dirigió.
Él no respondió de inmediato.
El silencio pareció pesar en la sala. Pamela caminó hasta el frente de su escritorio, dejó el bolso sobre la silla y lo miró con una mezcla de deseo y determinación.
—He oído que estás trabajando demasiado, John. —Su voz era suave, casi seductora—. Creo que necesitas hacer algo diferente. Te llamé para invitarte a almorza