Maxin
Prosigo en ser servicial sin quedar tan exhausto a medida que avanzo y me recuerda el día menos esperado: Anuncio de la fecha del matrimonio.
Trago en seco, presiento el nudo que interviene en mi garganta al nombrar a los imbéciles de los turcos. En contraste a la reunión en la que ahora me encuentro presente me saca de las casillas al no hallar alguna alternativa o posible solución de escape.
El caos solo es un inicio, creí que éramos cuatro incluyendo a los turcos, no obstante, al cabo de quince minutos aparecieron los Armani junto a su padre, lo que me aturde constantemente.
Hace años tenían un contrato de varias condiciones con mi padre, el mismo que redacta: «Si alguna de las dos organizaciones incumbe en conflictos, resulta en baja economía o mercancía, una de ellas puede realizar el paso para salvaguardar y proteger al otro. Una vez firmado el contrato, este permanecerá en juramento ejerciendo su ley estatal».
El contrato expiró siete años atrás por lo que he leído en m