Amy:
Dos días sin Alexis.
No me puedo creer que haya pasado ya dos días sin él.
He hecho mi rutina normal, pero sin él
aquí, todo parece diferente. Vacío. Oscuro.
Es como si el sol se hubiera escondido detrás de una nube dejando al mundo en penumbra.
Es de locos.
Completamente de locos. Ya he estado sin él antes. Cuando estuve en la isla se
pasaba días de viaje. De hecho, pasó más tiempo fuera de la isla que en ella, y yo me las
apañaba como podía para seguir con mi vida. Pero esta vez tengo que luchar continuamente contra un
sentimiento de inquietud, de ansiedad, que se incrementa cada hora que pasa.
—No sé qué me pasa —digo a Rosa durante nuestro paseo matutino—. He vivido veinte años sin
él y ahora, de repente, ¿ni siquiera puedo aguantar dos días?
Me sonríe.
—Claro. Sois inseparables, no me sorprende en absoluto. Nunca había visto a una pareja así de
enamorada.
Suspiro y niego con la cabeza con desazón.
A pesar de no parecer sentimental, Rosa tiene un inmenso
lado ro