Mundo ficciónIniciar sesiónEl coche se detuvo en la entrada del hospital y sentí cómo el corazón me latía descompasado. Abrí la puerta y salí, ayudando a Diogo en seguida. El olor a hospital me golpeó de lleno, mezclado con el miedo que aún me ardía en el pecho.
— Alice, entras tú primero — dijo él, con la voz firme y los ojos llenos de preocupación. — Quiero que te vean ya y que comprueben cómo está el bebé.
— Diogo… — empecé, molesta, agarrándole la mano. — Estamos bien. El bebé está bien, lo siento… Pero tú tienes que mirar esa pierna antes. Yo te espero, y luego vamos juntos a ver cómo está, ¿vale?
Frunció el ceño, a punto







