Mundo ficciónIniciar sesión(Alice)
En cuanto entré en el ático, respiré hondo, intentando apartar la tensión que se acumulaba en mi pecho. El silencio allí era distinto al del coche, pero no menos pesado. Miré a Diogo y vi ese brillo en sus ojos, esa forma de observarme como si yo fuera lo único que importaba, y supe que no había arrepentimiento en mí.
No me arrepentía de haber hecho las paces con él. Solo quería entenderlo todo y necesitaba creer, de una vez por todas, que él no tenía la culpa de nada. Porque, hasta ahora, había dejado que el corazón hablara más alto.
—¿Quieres comer algo? —preguntó, rompiendo el silencio.
Asentí, soltando un suspiro.







