Liam Jones.

Salgo de Solaris Innovations con la cabeza nublada de pensamientos opresivos.

Tenía esperanzas con Ava y lo que ella me dijo fue un duro golpe que me ha dejado aturdido.

Estoy cansado de enfrentar los muros de su indiferencia.

En este momento deseo estar solo. Me acerco al chófer, dispuesto a decirle que caminaré un poco. Pero él me abre la puerta del coche.

—Alfa, Liam. ¿A dónde lo llevo?

Me quedo parado, sumido en mis pensamientos.

Necesito ese espacio para reflexionar, pero justo en ese momento, mi teléfono suena insistentemente.

La llamada proviene de la oficina. Suspendo mis intenciones y contesto.

—Sí, iré, pero primero voy a casa —respondo con voz apagada, tratando de lidiar con mi desánimo.

La voz de mi secretaria del otro lado de la línea insiste en detalles sobre el próximo proyecto, pero todo suena lejano, como si estuviera escuchando a través de un túnel.

Mis pensamientos están apuntando a otra dirección; no logro concentrarme en nada más que en la agitación in