90. El alfa y sus cachorros
La tarde avanzaba con una agradable tranquilidad sobre el Gran Bosque. Después de mostrar todas las prendas nuevas y compartir un almuerzo tardío, Malcolm había sugerido salir a caminar por los alrededores de la casa en el bosque. Los niños, todavía emocionados por sus regalos, habían aceptado inmediatamente, corriendo a ponerse sus nuevas botas, así que caminaban delante, saltando, y moviéndose más, sin embargo, Lyra trataba de no ensuciar su vestidito amarillo.
—¡Zacary no vayas a saltar los charcos! —exclamó Lyra apartándose de los lugares muy sucios, dándoselas de damita de la corte.
Josephine y Malcolm que iban detrás de ellos, solo los veían y sonreían.
—El bosque está especialmente hermoso hoy —comentó Malcolm a Josephine, rozándole la mano sin disimulo, mientras caminaban por un sendero cubierto de hojas caídas—. La luz entre los árboles tiene algo mágico en esta época del año.
Josephine asintió, observando cómo los rayos del sol entraban entre las ramas, creando patrones bonit