81. Conversaciones incómodas
Malcolm notó las miradas de curiosidad que algunos invitados cercanos les dirigían, atentos a cualquier señal de fricción familiar que pudiera alimentar los chismes de la corte. Al Alfa no le importó y mantuvo su expresión neutral, respondiendo con una calma forzada.
—Padre, madre —saludó Malcolm con una leve inclinación—. Por supuesto que no los estaba evitando —mintió con descaro, pero sonó convincente—. Desde que llegué a mi castillo las responsabilidades como anfitrión me han mantenido ocupado.
Su padre resopló con evidente incredulidad, mientras que su madre lo examinaba con esa mirada calculadora que siempre lo hacía sentir como un espécimen bajo un cristal de aumento.
—Tu esposa nos comentó que llegaste esta mañana, como ya te lo dije—comentó Lady Eleanor, ajustando innecesariamente los pliegues de su vestido—. ¿Debo asumir que pasaste la noche en esa cabaña tuya de mal gusto? —asumió lady McTavish haciendo una mueca de disgusto, ella detestaba la ubicación de esa casa, porque e