80. Esplendor Altocúmulo
Horas más tarde, cuando ya la fiesta había iniciado, el castillo de Malcolm, específicamente en el gran salón, exhibía una opulencia calculada meticulosamente por Sarah, destinada a impresionar a los invitados y reafirmar la posición de los McTavish en la jerarquía de Altocúmulo. Los manjares se servían en bandejas enchapadas en oro, destacando especialmente una elaborada estructura central, que era una réplica en miniatura del castillo hecha completamente de azúcar hilado y caramelo, rodeada de pequeñas figuras de animales comestibles que los niños podían tomar como golosinas, aunque no muchos se acercaban, porque tal parecía que no todos los niños les gustaba comer tantas golosinas.
Malcolm, observando la escena desde su posición, no podía evitar comparar la frivolidad de aquella celebración con la sencillez reconfortante del desayuno compartido esa mañana con Josephine y los mellizos, incluso podría decir que lo extrañaba. Aquí, los niños corrían con sus ropas perfectamente confecci