62. Revelaciones y perdida de control
Malcolm sentía que las riendas de su autocontrol se deslizaban peligrosamente entre sus dedos. Un calor que no sentía ni siquiera en el lecho con su esposa, ahora invadía su cuerpo mientras un pensamiento salvaje cruzaba su mente: deseaba barrer con un solo movimiento todo lo que reposaba sobre aquella mesa y hacer suya a la Druida allí mismo, sin ceremonias ni protocolos. La intensidad del impulso lo sobresaltó; había venido a hablar con ella, no a dejarse arrastrar por un deseo carnal que lo convertía en la bestia que todos esperaban que «no» fuera.
Con un esfuerzo casi doloroso, se apartó bruscamente de Josephine, rompiendo el contacto que amenazaba con consumirlos a ambos. La Druida también retrocedió un paso, con su pecho subiendo y bajando aceleradamente mientras intentaba recuperar el aliento. Una bien disimulada señal de frustración cruzó fugazmente por los ojos de ella antes de que compusiera una expresión de indignación.
En un gesto que pretendía restaurar algo de decoro a la