34. La asamblea de los Druidas
Media hora después, el salón principal del monasterio bullía como un mercado, colmado de murmullos y especulaciones entre los druidas. Todos habían acudido, desde los aprendices más jóvenes hasta los más veteranos, congregados para la asamblea extraordinaria. Malcolm permanecía junto a la Druida Superiora, con su imponente figura destacándose entre las túnicas verdes de los demás druidas.
Josephine entró con sus hijos, intentando pasar desapercibida, pero las miradas de todos se posaron inmediatamente sobre ellos. Algunos la saludaron, así como a los niños, pues a pesar de todo, los mellizos eran apreciados entre los druidas, y Josephine también, por ser una druida competente que nunca causaba problemas. Al llegar, se sentaron en un rincón apartado, aguardando el inicio de la reunión. Malcolm no pudo evitar seguirlos con la mirada, tanto a ella como a los niños, aunque cuando se percató de su propio escrutinio, desvió disimuladamente su atención hacia otro punto.
Cuando todos estuviero