220. El romance que conquistó a un padre reacio
Lyra McTavish, conocida entre todos como Lisa Fletcher, a los veinte años había crecido hasta convertirse en una mujer impresionante que combinaba la belleza natural heredada de su madre Josephine, con la fuerza de carácter que había desarrollado durante años de responsabilidades tempranas. Su cabello castaño ahora lo llevaba típicamente recogido en un moño práctico que le permitía trabajar cómodamente, aunque cuando se lo soltaba caía en ondas suaves hasta la mitad de su espalda. Sus ojos grises tenían la misma intensidad que caracterizaba a todos los McTavish, pero con una calidez que la hacía más accesible que su hermano mellizo, ella era encantadora.
Debido a su oficio, Lyra había desarrollado una estética musculatura atlética que reflejaba años de trabajo como piloto de dirigibles, actividad que requería tanto fuerza física como coordinación excepcional. Sus manos, callosas por el manejo de controles de vuelo, también estaban manchadas frecuentemente con tierra debido a su trabajo