UN AÑO DESPUÉS - DISTRITO DE LAS SOMBRAS CASA DE LA FAMILIA MCTAVISH

El aroma dulce y apetitoso del bizcocho recién horneado que Josephine había acabado de hacer se sentía por cada rincón de la casa, mezclándose con el delicioso olor cálido de los pancitos dorados que descansaban sobre la mesa de madera. Esos olores —el del bizcocho y los panes— no se habían sentido en el Distrito de las Sombras desde... posiblemente nunca y todos los lobos que vivían ahí presos, lo sabían. Josephine, suspirando y limpiándose su frente algo sudorosa, se apartó de la estufa improvisada, secándose las manos en el delantal manchado de harina que llevaba puesto, mientras una sonrisa de satisfacción maternal iluminaba su rostro cansado pero radiante, ya que ese día había sido bastante movido para ella.

—No puedo creer que realmente lo logramos, Lyra —murmuró la rubia, contemplando la obra maestra culinaria que había conseguido crear con ingredientes que en la superficie habrían sido considerados comunes, pe