131. Que esto sirva de advertencia
Como si eso fuera posible, ahora no se escucha ni la respiración de nadie. Cuando vieron la cabeza de Gareth rodar por el suelo, un silencio absoluto cayó sobre la plaza. La multitud que había estado gritando por la sangre de Malcolm ahora guardaba un silencio respetuoso y temeroso. En el lapso de pocos minutos, Malcolm había demostrado que, collar o no collar, con o sin olfato u oído lupinos, seguía siendo un guerrero Alfa formidable, dejando claro el por qué aquella revuelta que Gael llevó a cabo con otros más cuando subieron a Altocúmulo, se vio frustrada cuando el lord McTavish salió a defender sus minas de aerolita.
En ese momento, Zacary observaba la escena con un asombro y orgullo que habría preocupado a cualquier padre normal. Pero en el Distrito de las Sombras, la violencia era simplemente otra lección de supervivencia.
—Papá… mi papá es increíble —susurró el niño lobo, lleno de una genuina admiración en su voz—. Sabía que ganaría…
Josephine había dejado de intentar cubrir los