Malcolm caminó por las calles angostas del Distrito de las Sombras completamente determinado con cada paso que daba. Las dos espadas que colgaban de su cinturón chocaban suavemente contra sus muslos mientras avanzaba, creando un ritmo metálico que parecía anunciar sus intenciones a todo el que quisiera escuchar, era como si los estuviera llamando sin necesidad de gritar. Y como era de esperarse, no tuvo que buscar mucho; en un lugar como aquel, donde la supervivencia dependía de la fuerza y la reputación se ganaba con sangre, los desafíos llegaban solos.

El primero en aparecer fue un hombre lobo alto y corpulento, con brazos como troncos de árbol y cicatrices que contaban la historia de incontables peleas previas, Malcolm no tenía idea si fueron peleas ahí dentro bajo tierra o afuera a donde sea que viviera antes de llegar aquí. Su rostro mostraba una sonrisa cruel cuando reconoció a Malcolm, y no perdió tiempo en acercarse con pasos pesados en dirección al antiguo lord.

—Pero miren qu