Es más difícil de lo que esperaba; apenas ha entrado la mitad. Acomodo mi posición, doy dos estocadas más y finalmente lo siento llenándome por completo.
—Kukla —sisea, apretando los dientes—. ¿Quieres partirme en dos o qué?.
—Cállate —le ordeno sin detenerme—. Te lo buscaste.
Empiezo a moverme s