Me zafo como puedo, sujetando sus muñecas con fuerza y empujándola hacia la cama. Queda allí, con el cabello desordenado, la respiración entrecortada y una furia que la desborda. Parece una completa loca.
—¿Qué demonios crees que haces? —le espeto, furioso—. ¿No te basta con todo lo que has provoc