La enfermera sale de la sala y Artem fija la mirada en la puerta que se cierra tras ella. Se ha ido. Sin perder tiempo, dirige su atención a sus hombres.
—Ni se les ocurra —gruñe, incorporándose lentamente—. Será mejor que no me detengan si no quieren perder una mano.
—Pero, señor…
—¿Me estás cue