—No quisiera que te fueras —dice, con tristeza palpable—. Pero prefiero eso a que ese tipo te tenga prisionera otra vez.
—Marcus…
—Déjame besarte en los días que te quedan aquí —pide, colocándome las manos en las mejillas—. Es mi única petición.
Sus ojos me suplican, y aunque sé que no debería, n