Llegamos al edificio donde vive Alonso. Todos bajamos del auto, y la madre de Thea nos deja bajo la vigilancia de su guardia antes de irse. A pesar de su apretada agenda, se tomó el tiempo para acompañarnos.
—¡Ale! —exclama Thea, corriendo hacia Alonso cuando la enfermera personal que le asignó abr