Dorothea despotrica a mi lado en el auto que nos lleva directo a encontrarnos con Alonso. Yo mantengo los brazos cruzados, observando por la ventanilla, fija en el vacío que se extiende afuera y en el que tengo dentro.
No iba a mostrar frente a Thea cuánto me había dolido la actitud de Alaric en la