De pronto estaba todo oscuro y sentí un frío terrible. No sabía si estaba soñando o si estaba despierto cuando oí la amanerada voz de Hugan más hecha a propósito que nunca.
— Solo tienes UNA oportunidad para librarte del castigo por no haber cumplido mi encargo al pie de la letra, miserable gigoló.
— ¿Por qué me tienen acá? — Pregunté asustado— ¿Que hice para merecer esto? — Nadie te tiene en ninguna parte, miserable gigoló. Solo tienes UNA maldita oportunidad para librarte del castigo ¿Me entiendes?Acto seguido Clavka enciende una luz. Sus ojos se veían absolutamente desorbitados y aparecía Doniv, absolutamente borracha y caminando en cuatro patas con la lengua afuera.
— ¿Cual es ese castigo? —Pregunté, más que perturbado por lo que veía y oía.
Hugan se acercó y no pude evitar estornudar ante una presencia tan malolientemente cercana.
— ¿Acaso no sabes cuál es tu castigo?
Acto seguido las chicas acudieron a mi y me empujaron con mucha fuerza. Ambas miradas viajaban desorbitadas por mi rostro. El suelo completo era de espuma y caí en blando.
— ¿Cual crees tu que va a ser tu castigo, miserable gigoló?
Vi que la puerta desde donde había ingresado Doniv estaba abierta y pensé en arrancar cuando ambas chicas ataron eficazmente mis manos. Hugan se desabrochaba lentamente el cinturón y acercaba lentamente su pelvis a mi cara.
— ¡Nooooooooo! — Grité.
Perdí conciencia en el momento justo que sentí como un poderoso balde de agua fría con hielo recorría todo mi cuerpo.