Capítulo 88. Avalancha.
¿Por qué no llegaba la noticia de que Julián había cumplido?
¿Cuánto tiempo había pasado?
Ninguna de esas preguntas tuvo respuesta. Porque no las expresaba, se las hacía a sí misma. Eso era lo peor, ni siquiera su lengua se dignaba a obedecer.
Sus pies no resistieron más, haciendo que sus piernas se arrastraran, suspendiéndose en el aire y girando de nuevo. El estirón causó más dolor en su abdomen, logrando que su garganta soltara un sollozo.
Se lo tragó. Sorbió su nariz y quiso darse consuelo a sí misma de que pronto eso acabaría.
Lo haría.
Seguramente su padre estaba moviendo sus contactos. Iba a regañarla por haber distraído a los escoltas, porque si no hubiese estado lanzando comentarios fuera de lugar, ellos hubiesen estado más atentos.
Su madre iba a decepcionarse. Théa diría que...
Necesitaba verlos.
Necesitaba volver con ellos. Con todos. Saber que Vito se encontraba recuperándose y no que...no, él no podía morir. No podía dejarla sola. Él se lo prometió. Ella le promet