Capítulo 160. Confianza ciega.
Salomé durmió lo que su cansancio le exigió, porque al despertar el candidato ya no se encontraba junto a ella. Lo vio en el comedor junto a la ventana, en donde un cuadro la hizo frenar sus pasos para detallarlo.
De hecho ni siquiera se había dado el tiempo de detallar el lugar. Y ahora que lo hacía, se daba cuenta de que ese sitio describía mucho al distante Johan que conoció desde la universidad, incluso había una fotografía de él con su hermano, con unos años menos, siempre destacando por su cabello perfectamente peinado y esos atuendos de estilo británico.
Reconocía que siempre le daba su propio toque, porque lucir impecable para él no era suficiente.
Una nota tenue de lavanda ingresó a sus pulmones. No era grande, pero cada rincón tenía una presencia definida y hasta un aroma distinto. Johan se dio cuenta de su estudio al espacio y dejó de lado el móvil y el periódico para seguirla con la mirada.
Las luces, siempre cálidas ahora adquirían un nuevo color con ella presente. Par