Mundo ficciónIniciar sesiónAlex es un famoso baterista que tiene problemas con las drogas. Maiia es una mujer decidida que llegará a poner en orden la vida de ambos, luchando al mismo tiempo con su pasado que vuelve a su presente una y otra vez, para recordarle, tanto sus errores, como lo dañada que está.
Leer másTodo aquel que viera la chica pelirroja parada en medio de la calle pensaría que había recibido una gran noticia por la forma en como brillaban sus ojos, pero si seguían su mirada descubrirían que el motivo de su alegría era esa casa que parecía estar abandonada desde hace algunos años.
Pero Sophia Miller no veía la pintura de la fachada desgastada, las hierbas crecidas y una de las ventanas del piso superior rota, ella veía esa casa como su oportunidad para dejar atrás todo el dolor causado por sus sueños rotos.
Era un lugar para sanar heridas, un nuevo punto de partida, no importaba lo todo lo negativo que pudieran decirle sobre la casa, ella lo transformaría en su hogar, ese lugar donde uno se siente protegido y en paz.
Entre medio de una planta junto a la puerta encontro una llave para poder acceder a la casa. En el momento que la tuvo en sus manos vino a su mente el recuerdo de su abuela materna María. A pesar del tiempo que hacia que no la veía, tenía un gran cariño por quien le había dado tanto calor maternal luego del accidente de sus padres cuando tenía 7 años.
La casa era la herencia que su abuela le había dejado tras su muerte. Le dolía profundamente la perdida, pero sabía sabía que su abuela jamás le perdonaría despreciar semejante gesto. Así se lo había hecho saber su tía luego de la visita al abogado, debía aceptar el regalo de su abuela y no permitir que el dolor le negara esta oportunidad.
Luego de entrar y recorrer cada rincón de la propiedad, el brillo en sus ojos no había disminuido porque la casa se veía peor por fuera que por dentro. Las sábanas blancas ayudaron a conservar los muebles y cómo había sido habitada hasta hace pocos meses, no habían muchas reparaciones que realizar.
Después de una semana de haber llegado, Sophia estaba emocionada por el gran cambio que había experimentado la casa. Ya se podían notar pequeños detalles que en su conjunto hacían la diferencia.
Dedicarle horas al jardín resultó más divertido de lo que se imaginaba y dejar se marca en la habitación principal fue todo un desafío. Si bien al inicio el diseño fue idea de su abuela, ella pretendía que fuera su hogar y para ello debía estar reflejada en la casa.
Toda la mañan se dedicó a mover las cosas que no utilizaría, así como retratos y pertenencias de su abuela hacía el ático, ¡se merecía un descanso!
Cuando estaba tomando un vaso de agua fría fue sorprendida por el ruido de la puerta. No tenía idea de quien podría ser, solo su tía y su mejor amiga sabían que ella estaba ahí, además de la empresa donde comenzaría a trabajar el lunes, pero era imposible que enviaran a alguien a su dirección.
Al abrir la puerta se encontro con un hombre en sus 30 vestido de forma muy formal.
-Buenas tardes, ¿en que le puedo servir?
-Buenas tardes señorita, vengo a comprobar el estado de la propiedad, el dueño pronto vendrá a instalarse.
Sophia asumió que es hombre venía en representación del abogado y debía desconocer que era ella la propietaria.
Le causo gracia el mal entendido. Con una leve sonrisa le respondio al sofisticado visitante:
-No se preocupe señor que la casa se encuentra habitable y la despensa esta llena.
-Correcto señorita, le agradezco su amabilidad y le comunico que el propietario llegara el viernes. Que tenga un bonito día.
Conforme con la respuesta obtenida, el hombre se despidió.
l viernes por la tarde Sophia estaba preparándose para salir, quería dar una vuelta por la ciudad y ver el edificio donde comenzaría a trabajar el lunes. Su tía le había conseguido esa vacante gracias a una amiga que trabaja en la sección de recursos humanos.
Antes de llegar a casa y pese a su poca tolerancia al alcohol, había parada a comprar un vino, el hecho de no pensar en Alex desde que salió de la casa de su tía y haberse instalado completamente eran grandes motivos para celebrar.
Cuando llevaba bebida la mitad de la botella sentada en el sofá su mente ya era un completo caos. Lo primero que recordó fue la calidez de esos ojos café, la sensación de seguridad que brindaban sus abrazos, las películas acurrucados tomando helado.
Pero así de fácil también llego el día que le informaron que su abuela había fallecido. Estaba en el trabajo preparándose para salir a almorzar con las mismas compañeras de siempre cuando recibió la llamada. Era su tía que le pedía que fuera con Alex de inmediato porque debía comentarle algo muy importante. Intento llamarlo reiteradas veces pero nunca respondió el teléfono, así que decidió pasar por su casa que también usaba de estudio fotográfico.
Al llegar uso la llave que él le entrego hace 6 meses cuando llevaban un 1 año de relación, mientras que por mensaje le pedía a su tía que le adelantara información sobre el anuncio. No estaba para nada preparada para la escena que se desarrollaba frente a sus ojos y de la impresión dejo caer su teléfono llamando la atención de las personas que se encontraban allí.
Una rubia montaba a Alex de una forma desenfrenada, mientras que éste le tomaba del pelo y gemía pidiendo más velocidad. Ambos dirigieron su mirada hacia la sorprendida Sophia que se encontraba parada sin mover un solo musculo. En cuanto el hombre pudo identificarla se apresuro a separarse de la mujer y colocarse los calzoncillos para agarrar a su novia de los hombros y decirle que nada era lo que parecía.
Cuando pudo salir del estado de shock que se encontraba, con las lágrimas cayendo en cascada por sus mejillas, Sophia partió rumbo a la casa de su tía, no quería el tiempo con sus excusas. Lo siguiente fue la noticia del fallecimiento de su abuela, su tía no entendía por qué llegó llorando pero tenía que decirle.
Para cuando los recuerdos ya eran una tormenta dentro de la alcoholizada mujer, la puerta principal fue abierta dándole paso a un hombre vestido de traje cargando una péquela valija. En medio de su confusión Sophia asumió que estaba soñando despierta con Alex porque lo que empezó a arrojarle cosas que encontró cerca.
-Maldito animal sin sentimientos, eres un egoísta y egocéntrico que no piensa en nada más que en su propio beneficio. ¡Te mereces todo el mal del mundo Alex!
Erick no entendía porque había una mujer borracha en la antigua casa de su abuelo y que le tiraba objetos mientras lo insultaba. Rápidamente llamo a su secretario Vicente mientras esquivaba los objetos lanzados por esa loca mujer.
Con ese tono de voz que tanto miedo le provoca a cualquiera de los empleados de su empresa le dijo:
-Tienes 10 minutos para regresar y explicarme porque tengo a una chica histérica en el living de la casa.
Sophia al ver la frialdad de sus ojos rápidamente se recupero y logro tranquilizarse, pero al darse cuenta de que había un desconocido en su sala de estar la único que pudo decir fue:
-¿Quién eres tú?
Cuando le preguntaron a Davne por qué secuestró a la morocha ella simplemente despotricó contra la mujer y su hijo. Dijo que ambos la habían abandonado a su suerte y ella no tenía nada de dinero ni para comprar alimentos. Estaba muriendo de hambre y a punto de ser expulsada de su casa y, ni “esa estúpida” ni “el imbécil de su hijo” se dignaron a tenderle una mano. Aseguró que ellos la habían obligado a cometer aquella estupidez y que jamás lo habría hecho si su vida tuviera mejores comodidades. Explicó, una y otra vez, que ella era una buena ciudadana, preocupada por cumplir la ley y esto solo había sido un desliz en su impecable vida. De más está decir que Alex simplemente se puso de pie y abandonó la sala donde se llevaba adelante aquel juicio. Ya le tocaría a él declarar y ahí tiraría ab
Su doctor le había recomendado ir a casa a asearse y descansar. Ellos se reencontrarían en cuanto la muchacha despertara, con energías renovadas y la cabeza un poco más despejada. Alex la llevó hasta el baño y, de a poco, le quitó la ropa. El morocho debió disimular su gesto de ira al ver las pequeñas muñecas de la mujer que estaban machacadas y aún con sangre. Las tomó con delicadeza y depositó un beso en cada una. Maiia aún seguía en silencio. Despacio, como si no quisiera asustarla, la guió a la ducha, dejando que el agua tibia acariciara la pequeña espalda de la morocha para luego comenzar a verter un poco de shampoo en el corto cabello de la mujer.Maiia aún estaba ausente, ajena a todo lo que ese hombre hacía con ella. Ajena a que ambos estaban dentro de l
Llegaron a la comisaría para dar declaración de lo sucedido en ese tiempo. Alex sujetaba a Maiia con fuerza entre sus brazos, como si temiera que fuese a desaparecer en cualquier momento. Apenas atravesaron las enormes puertas de vidrio lograron ver a Logan, con su aspecto agotado, como lo había tenido las últimas dos semanas, que observaba fijamente a su hermana a medida que se acercaba a él. Al lado de Logan se encontraba Pía, quien sujetaba con fuerza la mochila que había preparado para su tía con algo de ropa limpia y abrigada. La muchacha rompió en llanto en cuanto vio a la hermana de su padre en ese estado tan vulnerable. No dudó en soltar el bolso y correr a los brazos de la morocha que se encontraba en igual estado que ella. Ambas se fundieron en un cálido abrazo mientras que Logan las rodeaba en una actitud de protección y unión. Alex se quedó ap
Llevaba dos días seguidos atada a esa silla. Ese había sido el tiempo más largo que la habían mantenido así. Apenas le habían dado algo de comer y prácticamente nada de agua. Los labios estaban resecos, resquebrajados por la falta de hidratación. El hombre volvió luego de unas cuantas horas en la que la dejó completamente sola. Ella lo había irritado al pedirle por favor que la liberara de la silla, ya no sentía sus piernas ni brazos y la espalda le dolía demasiado. Sus súplicas le causaron enojo al sujeto que, luego de insultarla y darle un buen golpe en su mejilla izquierda, la dejó sola un largo tiempo.Apenas entró acercó una silla hasta ubicarla delante de ella. Se sentó en ésta y apoyó sus manos en las rodillas de la morocha. Aquel míni
Salió como cada día, lista para ir a trabajar. Alex llevaba un par de horas fuera de casa ya que la gira estaba a la vuelta de la esquina y necesitaba mucho tiempo de práctica con la banda.Caminaba tranquila por esa concurrida avenida hasta que un auto le interrumpió el paso al intentar cruzar la calle. No llegó a comprender qué sucedía cuando ya estaba sujetada por unos fuertes brazos que la aprisionaba contra el oscuro asiento de cuero de aquel viejo vehículo. Observó a la persona que la mantenía inmóvil, pero esa máscara deforme y aterradora no le permitía identificar al sujeto. Solo sabía que era un hombre debido a su falta de busto y la fuerte colonia que desprendía su cuerpo. Prestó breve atención a la persona que manejaba. Sospechó que podía ser un
Maiia reía suavecito mientras veía ese video en su celular. Alex se acercó curioso para ver qué es lo que mantenía completamente ocupada la concentración de esa hermosa mujer.— ¿Qué miras? — preguntó acercándose para ver el teléfono.— Ven — lo invitó a acostarse a su lado en ese cómodo sillón. Alex se recostó, abrazándola y absorbiendo su rico aroma —. Alguien hizo un video para enumerar el porqué debemos o no estar juntos — el morocho levantó una ceja. ¿A él qué carajo le importaba lo que alguien en vaya a saber dónde opinaba sobre su relación?. Ni siquiera habían blanqueado si estaban o no juntos y las personas se dedicaban a dar
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