LEANDRO
Estoy entre la espalda y la pared, entre el orgullo y la razón, como un demonio. ¿Por qué la condenada tenía que ser tan buena en lo que hace?No podía hacerlo mal, es que hasta la idea supo implantarla.
—Leandro, llamaron de la sala de distribución y algunos clientes, saben que tenemos un evento en puerta, pero les extraña que aún no tengan su invitación.
—Si fastidian, si no se les ha mandado tal vez es porque no están invitados.—Le respondí a Nio.
—Es un poco difícil no invitar a nuestros mejores clientes y catadores de whisky, ¿no crees?
—¿Nio me quieres hacer enojar?
—No, pero hasta lo que se nos queda menos de una semana para el evento y tú aún no te decides.
—Es que es una altanera, odiosa, presumida.
—¿Mi reina de ojos verdes? Tenías una reunión con ella hace unos días, Aarón lo mencionó, pero como no has dicho nada.
—Sí, nos reunimos, la condenada es buena.
Le entregó el diseño y el eslogan, se quedó embelesado viéndolos.
—Esto es perfecto.
—No exageres, está bien; pero