Liah
Hacer el amor con Leandro era uno de mis placeres favoritos; lo extrañaba. Algo ilógico cuando nunca me ha dejado, pero estar sin memoria era igual que perderse en un túnel oscuro con millones de salidas y no saber cuál escoger el correcto.
Él sabía cómo deshacerme en sus manos y eso me encantaba, lo amaba y lo amo. Lo sabía y quería decírselo, pero este miedo de no ser correspondida, que esto fuera solo algo carnal, me detenía siempre en el último momento.
— Estás muy callada, ¿sucede algo? —preguntó mientras acariciaba mi cabello y besaba mi hombro, espaldas a él.
—¿Creí que dormías?
—No. Solo recuperaba fuerzas para la próxima batalla de besos y caricias que me debes. — Sonreí.
Realmente, no me dejará dormir.
—Te dije que me tomaría mi tiempo contigo para ponerte de rodillas.
Me di vuelta y quedé frente a él. Esa mirada verde me encantaba junto a esa sonrisa pícara y rostro relajado.
—Pareces un hombre satisfecho de haber cumplido una fantasía.
—Lo hice. Te tengo de regreso, e