Capítulo 3

Llegamos a la universidad al caer la tarde, era una de las más antiguas en Alemania, pero si hablamos de escuelas modelos, esta era la excelencia.

—Señor, espero por usted mientras hace el recorrido —dijo Ernest, deteniendo el coche. Me bajé sin esperar a que el me abriera la puerta, lo veía ridículo. Quería dar un rápido vistazo al lugar en el que viviría prácticamente durante tres años. La arquitectura era impresionante. Las aulas, laboratorios, auditorios, aéreas verdes, todo era perfecto. Me agradó de inmediato ese lugar.

—¿Nuevo?

Alguien habló detrás de mí, mientras observaba la estatua de Wilhelm Von Humboldt, fundador de dicha universidad. Giré y encontré el rostro amable y sonriente de un tipo, mi gemelo y clon, ja. El tipo tenía bastante parecido a mí, ojos azules claro, cabello castaño y piel crema, tal vez mis padres lo habían dado en adopción, me reí como idiota de mis tontas ocurrencias. Se acercó y me tendió la mano.

—Soy Nick Fischer, en realidad Nicholas, pero prefiero que me llamen Nick —le retribuí el saludo.

—Theodore Bourke, mucho gusto y respondiendo a tu pregunta, sí, soy nuevo.

—Bienvenido al paraíso —rió divertido —¿Qué piensas estudiar?

—Ciencias empresariales —Nick, soltó un silbido

—¿Futuro empresario, eh?

—Digamos que si —respondí amable, el hombre parecía buena gente —y tú, ¿qué estudias?

—Comienzo en una semana. ¿A que no adivinas? —bromeó.

—¡Ciencias empresariales! —concluí emotivo.

—Así es, hombre. Parece que nos veremos las caras más de la cuenta y dime, ¿tienes planes para esta noche? Porque conozco un par de “chicas exploradoras” que estarían gustosas de salir a bailar hoy —dudé.

—¿Chicas exploradoras?

—Si hermano, chicas exploradoras porque poseen "unas galletitas muy especiales"—dijo entrecomillando las cuatro últimas palabras.

—Me encantaría salir de campamento —me burlé. Nick, rió malévolamente.

—¡Hecho! Es bueno divertirnos antes de iniciar las clases, se nos adelantó un curso antes.

Arrugué la nariz, adiós vacaciones.

Intercambiamos números de teléfonos. Nicholas definitivamente se convertiría en un buen amigo.

Priscilla, una pelirroja con cuerpo atlético, fue la chica que me gustó, era bonita. Bailábamos de manera provocativa en la pista de la discoteca a la que fuimos, sino hubiese sido por la ropa, habríamos cometido pecado en plena pista de baile y estaba seguro de que Nick, ya estaba en ello, su “amiga” y él habían desaparecido media hora atrás.

Priscilla, me besaba con insinuación, la muy atrevida metió la mano en mi pantalón tocándome con descaro y sin permiso, directo al grano, como me gustaban. Fue una noche alocada.

***

El maldito dolor de cabeza hizo que me levantara de la cama, fui hasta la nevera y tomé una botella de agua, la sed era abrasadora. Aun tenía sueño, quería dormir otro rato, para mi buena suerte era fin de semana, de lo contrario no habría podido asistir a clases y tal vez mis padres ya estarían aquí tumbando la puerta del apartamento para llevarme ellos mismos al aula de clases, amaba a mis padres, eran estrictos con nuestra educación, para ellos el ser humano debía estar en constante aprendizaje día a día y yo me sentía orgulloso de ser su hijo porque gracias a ellos estudiaría en una de las mejores universidades de Europa.

Me disponía a dormir el resto del día cuando el móvil comenzó a sonar, con cada timbrazo mi cabeza quería estallar. Contesté de mala gana, ni siquiera me molesté en ver quién era.

—¿Si?

—¿Aun duermes? —era Nick.

—¿Tu qué crees idiota? Me duele la cabeza, tengo resaca.

—No seas dramático, solo fueron unos cuantos tragos. Levanta ese trasero y vamos a desayunar.

—No tengo hambre y ten por seguro que cualquier alimento que ingiera en este momento mi estómago lo va a expulsar asquerosamente.

—Una sopa no te caerá mal, todo lo contrario.

—Ahora eres mi mamá.

—No, soy tu nuevo novio amor mío.

—Ahora el eres tú el dramático.

—No te hagas de rogar, sabes que ya me amas encanto.

Reí y de inmediato me llevé una mano a la cabeza porque el dolor era punzante. Nick, era un loco de m****a, en las pocas horas que lo había tratado ya me caía bien, durante la noche anterior me presentó a media universidad, al parecer era amigo de todos y las mujeres lo amaban, era un buen punto a mi favor.

Habíamos charlado largo rato, me contó de su familia, sus tres hermanas menores, dos gatos, tres pájaros y un perro que vivían en su casa a las afueras de la ciudad. Decidí salir con él, su buen humor era contagiante.

—Tu ganas —dije a medio reír.

—Paso por ti lindura.

—Está bien novio.

Los dos reímos como un par de críos.

***

Era mediodía. Las primeras clases fueron lo que esperaba, cubrieron mis expectativas, esta carrera me gustaba realmente. Me llevé ambas manos detrás de la cabeza, descansando en una de las sillas del aula de clase, vi como salieron de uno en uno mis compañeros para almorzar.

—¿No vienes? —preguntó mi nuevo amigo.

—Dame unos minutos.

—¿Te sientes bien?

—Perfectamente.

—Nos vemos en el cafetín.

Asentí a Nick, quien siguió su camino con andar laxo. Tomé mi móvil el cual tenía guardado en la chaqueta, noté que eran un poco más de las doce del mediodía, marqué el numero de mi casa en Boston antes de que anocheciera y además porque mis padres no eran de los que les gustaba acostarse tarde a menos que tuvieran algo muy importante que hacer

—¿Diga? —dijo suave Amanda, la esposa de mi hermano Thomas.

—Hola cuñada. ¿Cómo están tu y mi preciosa Angy?

—¡Hola, Theo! Muy bien, Angy es una niña adorable, justo ahora toma una siesta.

Amanda, era la vida y luz de mi hermano, desde que la conoció, parecía que ella era una especie de estrella inalcanzable y cuando finalmente logró conquistarla, se convirtió en todo para él. Algunas veces me preguntaba si yo tendría la dicha de alguna vez encontrar a mi propia estrella, porque con Tori, eso tristemente no había ocurrido.

—De eso no me cabe la menor duda, tengo la sobrina más bonita del mundo —expresé sonriendo, al recordar la carita angelical de Angy.

—Y tu y Troy los tíos más consentidores, dime, ¿cómo te va en Berlín?

—Adaptándome, no me quejo. Y, ¿cómo están todos?

—Tu padre a punto de llegar, Tom ya sabes, poniéndose al día con Troy, casi no se han visto.

—¿Troy? ¿Aun se encuentra en Boston?

—Sí, decidió tomarse unas semanas para estar con la familia y le ha sentado de lo mejor, porque su semblante es otro, se le ve...feliz.

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