Leonel envió a sus guardias a revisar por todo ese lugar y dar con esa mujer, pero no encontraron rastro de ella.
—¿Y no habrá sido una alucinación, Anne?
Anne miró con severidad a Ana Fantori.
—Ana, claro que no, si Anne dijo que lo vio, es así —dijo Leonel
—¿Y Matías?
—No te angusties, ya envié más hombres a vigilar la casa, hablé con la nana, todo está bien.
—No molestemos a Felipe con esto, al menos hasta que sepamos si es real o no, lo martirizaremos, ha tenido suficiente —dijo Ana, Leonel y Anne la miraron con duda, y Leonel tuvo un presentimiento.
—Esa mujer quiere más dinero, le envió un mensaje a Felipe, antes queriendo más dinero.
—¡Esa víbora trepadora! Claro, es un parásito, siempre aprovechándose de la debilidad de mi hermano, ahora quiere aprovecharse de Matías, pero ¡No lo voy a permitir! Juro que acabaré con ella.
—Tranquilo, Leonel, estaremos bien —dijo Ana.
—Debo ir con Felipe.
Cuando Anne se fue, Leonel miró a Ana.
—¿Por qué te veo tan tranquila, mujer? ¿